Homilía Octavo Domingo de Pascua
PARROQUIA DE SAN JOSÉ OBRERO
Pascua. Domingo 8. (Pentecostés)
.
El diccionario dice que el miedo es una perturbación angustiosa del ánimo por
un peligro real o imaginario.
. Hay miedos personales. Miedo al corona
virus, a sus consecuencias económicas y sociales, al futuro. Miedo de asumir
nuestras facetas negativas, miedo al rechazo y al que dirán, miedo a tener
criterios propios, etc.
. También hay miedos colectivos. Ante
tantas propuestas y programas nos cuesta aclararnos y tener capacidad de tomar
decisiones, tenemos miedo de no saber por donde va a caminar esta sociedad.
. A nivel religioso tenemos miedo a
mostrarnos creyentes porque esos ahora “no se lleva”. Miedo a que nos etiqueten
como pasados de moda, anticuados, beatos. Miedo a dialogar con los que no
piensan ni creen como nosotros.
. A nivel eclesial nos asustan los retos y
dificultades del presente y ese miedo nos puede llevar a cerrar filas, creernos
perseguidos y encerrarnos en nuestras cosas
sin buscar nuevos modos de evangelización.
¿Cuáles creemos que son
los miedos que actualmente tenemos personal, socialmente y en la Iglesia ?
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Celebramos hoy la venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia naciente y sobre la Iglesia actual.
. Es cierto que el Espíritu Santo lo
recibimos cada día y en cada momento. Pero en este día la Iglesia lo reconoce de
manera especial. Abre su mente y su corazón para acoger como comunidad al
Espíritu Santo.
. El signo más claro de la acción del
Espíritu es la vida. Dios está allí donde la vida se despierta y crece, donde
se comunica vida. Acogemos ese Espíritu cuando acogemos la vida, nos
enfrentamos a ella con ánimo y buscamos lo bueno para todos.
. De todo ello nos hablan las lecturas. El
Espíritu estuvo presente en el comienzo
de la vida pública de Jesús y en el comienzo de la Iglesia (1ª l.) Ese mismo
Espíritu es el que mantiene la unidad de la comunidad (2ª l.) Animada por él la
comunidad realiza su misión evangelizadora (Ev.)
·
La
venida del Espíritu es como un vendaval que sopla sobre los discípulos
reunidos. Quedan transformados, pierden el miedo y empiezan a hablar de una
manera que todos los entienden. Es una señal de que el Espíritu une a los
diferentes y a los pueblos por encima de las barreras que nosotros construimos.
Frente a Babel, símbolo de la desunión, Pentecostés es el Espíritu que une.
. Hechos Ap. 2, 1-11
·
El
Espíritu produce unidad no uniformidad. Es abundancia de dones, creatividad
para enfrentarse sin miedo a los retos de la evangelización que las
circunstancias históricas plantean. La Iglesia , unida por el Espíritu, es un único
cuerpo. Todos sus componentes son necesarios, todos han recibido el mismo
Espíritu para que, sin miedos, evangelicen.
. 1ª Corintios 12, 3-7 . 12-13
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Lo que
hace posible la tarea de la
Iglesia y de cada creyente es la fuerza del Espíritu que llena
de paz y de alegría y que hace superar los miedos con la certeza de su
presencia. Él impide que la comunidad se convierta en refugio ante las
dificultades y hace resonar constantemente la palabra de Jesús: “Como el Padre
me ha enviado así os envío yo”.
. Juan 20, 19-23
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La 1ª lectura presenta Pentecostés, la venida del Espíritu, como la oposición a
Babel.
. Babel es enfrentamiento, Pentecostés es
comunión. Babel es hablar el lenguaje de la oposición, Pentecostés es hablar el
lenguaje del amor. Babel es la ruptura, Pentecostés es la unidad en la
diversidad. La Iglesia
no puedea ser un nuevo Babel sino un constante Pentecostés.
.
En la 2ª lectura, Pablo habla de lo que hace el Espíritu Santo dentro de la
comunidad.
. La diversidad es positiva si se integra
en la misión común. Cuando todos crecen yo también crezco. Desde esa riqueza
compartida como bien común brota la misión. La comunión de vida es la primera
tarea misionera.
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En el evangelio aparecen dos escenas.
. En la 1ª, la presencia del Resucitado
rompe la situación de miedo que dominaba a los discípulos. No basta creer en la Resurrección , se
necesita experimentar la presencia de Jesús que es la que quita los miedos y
llena de alegría.
. En la 2ª escena hay un enfoque hacia el
futuro. Deberán seguir desarrollando la misma misión que Jesús ha recibido del
Padre. Será el Espíritu quién les capacita para esa misión.
¿Qué señales de la acción
del Espiritu vemos en la sociedad y en la comunidad?
.
Necesitamos una sacudida interior que nos despierte y nos quite los miedos
personales, sociales y eclesiales.
. Necesitamos experimentar la alegría del
encuentro con Jesús resucitado, acoger su paz y aceptar la misión de hacer más
humano este mundo. Necesitamos la alegría de experimentar la alegría de ser
cristianos. Necesitamos el Espíritu para entender la muerte y vivir la
resurrección.
. También hoy es posible un nuevo
Pentecostés. Es cuestión de abrirnos al Espíritu y dejarnos transformar por él,
para que nos mantenga unidos, nos de valor para vivir la vida con el estilo de
Jesús y para anunciar a Buena Noticia.
. Nuestros miedos, nuestros cansancios, la
desunión de los creyentes, tal vez sean señal de la ausencia del Espíritu.
Aunque diferentes estamos llamados a vivir la comunión, aunque débiles hemos
recibido la misión de evangelizar y, para ello, contamos con la fuerza del
Espíritu.
.
Con la celebración de esta Eucaristía termina el tiempo pascual y, por eso,
apagaremos el cirio pascual, símbolo del resucitado.
. Eso no quiere decir que Jesús se marcha,
sino que se hace presente por medio de nosotros animados por el Espíritu..
. Nuestros miedos y nuestros agobios se
disipan si nos dejamos llevar del Espíritu. Ese Espíritu, que transforma ahora
el pan y el vino en comunión con Jesús, nos transforma a la comunidad y a cada
uno en testigos esperanzados del evangelio.
(La oración de los fieles
puede hacerse así: Para que……. Y se responde Ven, Espíritu Santo)
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