Homilia Septimo Domingo de Pascua

PARROQUIA DE SAN JOSÉ OBRERO

Pascua. Domingo 7. (La Ascensión del Señor)

. Cuando el camino de la vida nos resulta fatigoso, por la razón que sea, podemos caer en la tentación de pararnos, de no seguir caminando.

. Algo parecido sucede en la vida de la comunidad y de la Iglesia. Sin decirlo abiertamente podemos adoptar una postura de desánimo ante situaciones difíciles que estamos viviendo y no de búsqueda de nuevas respuestas.

. Tanto a nivel personal como comunitario tenemos que aprender a respetar el ritmo de la vida. Tenemos que aprender a recorrer pacientemente nuestro propio camino personal y comunitario, con sus momentos  buenos y malos.

. El Papa Francisco en su Documento “La alegría del Evangelio”, y ante los retos nuevos de un mundo en cambio, nos invita a todos a una renovación de Iglesia y a construir una “Iglesia en salida”.

¿Qué nos quiere decir el Papa con la expresión “Una Iglesia en salida”?

. En el nº 30 de dicho documento dice: “Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de las propias comodidades y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio”.

. A lo largo de la Biblia aparece esa invitación que Dios hace. Abrahán salió de su tierra. Moisés hizo salir a su pueblo de Egipto. A Jeremías Dios le dice: Irás a donde yo te envíe.

. Jesús sale de Nazaret para anunciar la Buena Noticia por toda Palestina. Y terminada su misión “salió” de la tierra y marcha a sentarse a la derecha del Padre. Los apóstoles reciben de él una misión: Id a otros lugares y hagan discípulos a todas las gentes.

·         Los discípulos se siente atemorizados por la ausencia de Jesús. Todavía no han entendido que hay que mirar a la tierra, la historia, la realidad, y en ella dar testimonio del resucitado. La tarea que se les encarga consiste en llevar a plenitud al ser humano. Mirar al cielo no puede ser no puede ser una justificación para la evasión sino una motivación para la esperanza.

. Hechos Ap. 1, 1-11

·         Es necesario anunciar la vida que brota de Jesús resucitado. Hay que hacerlo con humildad pero sin temor. La salida misionera de cada discípulo y de la Iglesia conducirá a confrontar las nuevas situaciones históricas con los valores evangélicos. Tarea difícil pero no imposible porque contamos con la fuerza de Dios. La misma fuerza que resucitó a Jesús.

. Efesios 1, 17-23

·         Jesús dirige a los apóstoles sus últimas palabras. Les ordena que salgan y vayan a anunciar el Evangelio. Se trata de levantar a la humanidad construyendo una sociedad más justa y fraterna donde todos podamos disfrutar de la vida. Esa tarea difícil será posible porque él subió al cielo para ayudarnos.

. Mateo 28, 16-20

. Lo que la Resurrección y la Ascensión expresan es la glorificación de Jesús. La Resurrección el paso de la muerte a la vida, la Ascensión el paso de la tierra al cielo.

. Sin saber muy bien qué es el cielo lo asociamos a la experiencia de felicidad. Llamamos cielo a lugares, situaciones y personas que nos hacen felices. “En aquel sitio se estaba en la gloria”. “Eres un cielo”….

. Parece que celebramos que Jesús subió literalmente a ese lugar que llamamos cielo. Pero el cielo no es un lugar sino estar con Dios y alcanzar, por tanto, la plenitud humana.

. El Evangelio destaca, más que la Ascensión, la misión que Jesús nos encomienda. Para ello nos transmite su fuerza para colaborar en el crecimiento de todos hasta la plenitud.

. Habituados a entender la Ascensión como el traslado de Jesús a un lugar, nos resulta difícil imaginar una ascensión a lo profundo de la vida para acompañarnos y hacernos crecer hasta lograr la plenitud de todo lo creado.

. En el pasaje evangélico hay un mandato: “Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio” y una promesa “Yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo”.

¿Qué nos dicen esas palabras a la hora de ser una Iglesia en salida?

. Según nos dice el Papa Francisco (E.G. 24) son necesarias cinco cosas:

Primerear.Tomar la iniciativa, salir al encuentro, buscar a los lejanos, invitar a los excluidos.

Involucrarse. Compartir la vida cotidiana de los demás, asumir la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo.

Acompañar. Esperas largas, de mucha paciencia, sin frenar pero tampoco sin acelerar, sin respetar los tiempos.

Fructificar. Encontrar la manera de que la Palabra de frutos de vida nueva aunque en apariencias sean imperfectos.

Celebrar. Cada pequeña victoria, cada paso adelante en la evangelización. La celebración se convierte así en fuente de renovado impulso.

. Dice al Papa Francisco (E.G.  46) “Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas no implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin sentido. Muchas veces es más bien detener el paso, dejar de lado la ansiedad para mirar a los ojos y escuchar, o, renunciar a las urgencias para acompañar al que se quedó al costado del camino”.

. Le preguntaron a un rabino: ¿Por qué tanta gente no ven hoy el rostro de Dios? Y el rabino contestó: Porque hoy ya nadie quiere andar encorvado, mirando a la tierra.

. Cuando Jesús nos dio el mandato de evangelizar, de ser una Iglesia en salida nos prometió que estaría con nosotros.

. Su presencia se hace ahora palpable en la Eucaristía. Su presencia se ha hecho palabra que orienta, impulsa, anima. Y se hará pan que nos amasa en comunión unos con otros.

. Cuando al final se nos bendiga y se nos diga: Podéis ir en paz, se nos encarga que llenemos de vida nuestras familias, nuestros sitios de trabajo, las organizaciones, el barrio.




CANTO

   En la Comunión, el Pan y el Vino se transforman en la presencia de Jesús resucitado. Él nos encarga la tarea de ser sus testigos y nos promete que su Espíritu nos dará las fuerzas necesarias para llevar a cabo la misión de anunciar el Reino.



( Pinchar en el reproductor para que suene la canción)

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