Homilía Domingo 17 del T.Ordinario

. Se habla mucho de realización personal y se propone un tipo de persona preocupada, sobre todo, de una cosa: ¿Cómo sentirme bien conmigo mismo?

. Buscando sentirse bien consigo mismo se busca el dinero, el poder, la comodidad, como un tesoro por el que merece la pena hacer todo. Pero esos tesoros ¿nos realizan y nos liberan o nos esclavizan y esclavizan a otros? 

. No todo da lo mismo, Hay tesoros y tesoros, hay valores y valores. Es necesario encontrar un eje vital desde el que organizar nuestra vida. No todo vale y todo lo que vale no vale igual. 

¿Qué valores son para ti muy importantes? Dílo con una palabra.

. Entre tantos valores hay que sabe elegir porque está en juego ser verdaderamente humanos que es lo que merece la pena.

. Se trata de encontrar una manera de vivir que nos haga felices a nosotros para que podamos hacer felices a los demás. Es el gran proyecto que Dios tiene y que Jesús llamaba “el Reino de Dios”.

. Nada es más importante que buscar el Reino de Dios. Todo lo demás viene después, es relativo, tiene menos importancia. El descubrimiento del Reino cambia la vida de quien lo descubre.

. Para buscar y encontrar el Reino de Dios necesitamos de la sabiduría que Dios da. Ella nos permite colocar por encima de todos los valores el Reino de Dios y valorarlo como un tesoro por el que merece la pena renunciar a otras cosas.

·         El joven rey Salomón hace una petición a Dios. No le pide una larga vida, ni riquezas, ni triunfos políticos, sino un corazón capaz de discernir el bien del mal y poder gobernar justamente a su pueblo. Esta petición agrada tanto a Dios que le concede un corazón sabio e inteligente.

. 1º Reyes 3, 5 . 7-12

 

·         El proyecto salvador de Dios tiene como meta la plenitud de la persona que se realizará en el futuro, pero ya ahora Dios tiene dispuesto un anticipo de esa plenitud para quienes Él ha llamado a ser parecidos a Jesús y a formar parte de la gran familia en la que todos son hermanos.

 

. Romanos 8, 28-30

 

·         Las dos primeras parábolas presentan el Reino como algo que hay que buscar y encontrar. Ese encuentro produce alegría, es como encontrar un tesoro o una perla de gran valor. Todo lo demás es secundario porque el que lo encuentra llena su vida de sentido y alegría.

 

. Mateo 13, 44-52

 

. Lo que Salomón pide en la 1ª lectura  es inteligencia y sabiduría capaces de sintonizar con lo que Dios quiere.

. Lo más importante para un creyente es descubrir cual es la voluntad de Dios. Esa es la más grande sabiduría que permite centrar nuestra vida y realizarnos personalmente. Para ello es necesario saber escuchar al pueblo.

. Lo primero que nos recuerda la 2ª lectura es que Dios nos eligió y nos llamó primero.

. No elegimos a Cristo por pura iniciativa personal. Dios nos eligió primero para llevarnos a la plenitud humana: ser y vivir como hijos/as de Dios y hermanos/as de todos.

. Las dos primeras parábolas tiene elementos comunes y diversos.

. En las dos se habla de habla de algo de gran valor: un tesoro y una perla. Pero mientras el tesoro lo encuentra por casualidad, la perla es fruto del esfuerzo de una búsqueda.

 

. Son las dos dimensiones de la vida cristiana. Dios que sale a nuestro encuentro y nuestro esfuerzo por buscarlo. Los dos protagonistas de las parábolas toman la misma decisión: venden todo lo que tienen.

 

. La tercera tiene un mensaje semejante a la de la cizaña. Somos trigo y cizaña, buenos y malos, pero el juicio está reservado a Dios.

 

¿El seguimiento de Jesús nos produce alegría o tristeza? ¿Cuándo? ¿En qué ocasiones?

. Cada uno/a  de nosotros descubrió, en algún momento de su vida, el Reino y lo eligió como valor único y excepcional.


. Pero con el tiempo nos acostumbramos y no apreciamos la perla en todo su valor e intentamos compaginarla con otros valores. Así cambiamos la libertad por los slogans de moda, la fraternidad por el individualismo. Son cosas que cuestan menos pero que tienen menos valor.


. La valoración de la importancia del Reino supone renuncias, pero lo importante no es el precio que hay que pagar sino el valor que tiene en sí mismo. Los que encontraron la perla o el tesoro no dudaron en venderlo todo para adquirirlo.


. Cristiano no es alguien que ha dejado, sino alguien que ha encontrado. Lo que se encuentra llena las necesidades más profundas y reorienta la vida hacia la plenitud.

 

. El seguimiento de Jesucristo no es una pesada carga de obligaciones sino una experiencia que nos hace libres y alegres.


. Para vivir esa alegría necesitamos la sabiduría que Salomón pidió a Dios. La alegría nos consiste en “saber vivir” volcados en nuestro egoísmo, sino abrirnos al proyecto de Dios revelado por Jesús.


. Diciendo sí a Dios y a su proyecto digo sí a la felicidad que no está en la cartera, ni en lo que aparentamos. Somos felices si somos pobres porque compartimos, limpios de corazón, constructores de la paz, luchadores por la justicia.


. Se trata de probar, porque en cualquier campo está el tesoro escondido y la perla extraordinaria. Basta buscar, tener coraje y estar dispuesto a dejar todo para vivir una alegría nueva y profunda.


. La Eucaristía es también un tesoro escondido.


. Escondido en un trozo de pan y en un poco de vino está el amor de Dios manifestado  en Jesús. Él nos descubre que Dios, nuestro verdadero tesoro, está escondido en nuestro interior, en nuestra vida.


. Sólo llegaremos a apreciar ese tesoro si nos abrimos a los demás y estamos dispuestos a servir a los más débiles.






Canto:

Motivados/as por el amor, busquemos el tesoro y las perlas del Reino. Seamos fieles seguidores/as de Jesús.

 


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