Cuaresma 2021

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El día 17 de febrero comenzó una nueva Cuaresma. Tenemos la ocasión de vivir este tiempo como un camino de alegría hacia la Pascua. Iniciemos estos cuarenta días arrancando las costras del pesimismo y la desesperanza que amenazan nuestra vida y nuestra alegría.

He aquí un camino de preparación para celebrar y vivir a fondo el misterio central de nuestra fe, que es la resurrección de Cristo y la promesa de nuestra propia resurrección. En realidad, la Cuaresma presenta una visión alegre del mundo.

Empezamos, pues, la Cuaresma desde el espesor de la vida de cada día, con los pies en la tierra, pero, a la vez, con la alegría y el gozo de quienes hemos puesto nuestra confianza en un  Padre que no nos deja en ningún momento a nuestra suerte. «Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» Mt 28, 20.

La Cuaresma es tiempo de escucha de la palabra, de meditación profunda, de respuesta sincera. Tiempo de prueba y de crecimiento en la fe.

Son cuarenta días para reflexionar y volver sobre nosotros mismos. Dejémonos mirar por Dios que nos libera y nos ofrece a manos llenas su amor. Él está con nosotros y su última palabra es la vida. Vivamos una Cuaresma que, realmente, nos transforme en personas alegres y esperanzadas.





COLOQUIO AGRADECIDO

Gracias Jesús, amigo, por ir siempre delante,
por ser siempre el primero.
Porque nos seduces sin engañarnos,
ni poner paños calientes.
Gracias porque haces apasionante lo difícil,
atractivo lo inédito que brota de ti
y con la fuerza de tu amor lo haces posible para todos.
Gracias porque nos vapuleas.
Porque siempre tienes sorpresas que abren a la VIDA
y nos invitan a caminar más allá de nuestras mentiras,
de nuestras ambiciones ocultas,
de miedos y límites que nos atrapan y asfixian.
Gracias porque nos haces desear perdernos en ti,
fundirnos en tu amor…
y experimentar que sólo ahí la vida tiene sentido y da fruto.

                                                 M.ª Rita Martín

DOMINGO 1º de Cuaresma

Desde el silencio, disponte a vivir estos momentos de encuentro con Dios a través de la
oración. Orar nos permite asomarnos a la profundidad de la vida pero con otra mirada.

Génesis 9, 8-15
1ª Pedro 3, 18-22
Marcos 1, 12-15

􀁺 Lee Marcos 1, 12-15

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto, permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían. Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca. Convertíos y creed en el evangelio»




El desierto es lugar propicio para 
la tentación. Los difíciles momentos por los que estamos pasando tanto a nivel personal, como comunitario, como la sociedad en laque vivimos, pueden llevarnos a caer en la tentación de pensar ¿Dónde está Dios? ¿Estará Dios con nosotros? Pero también podemos vivirlo como momento privilegiado para el encuentro con Dios:                  - En el desierto descubrimos el paisaje interior de cada uno/a de nosotros.    - Aprendemos a ser pacientes.              - En él se vive sólo con lo necesario y se experimenta la debilidad, la pequeñez y la pobreza.                                  - Se fortalece la amistad con Dios y con el prójimo.                                Al regresar del desierto experimentamos una experiencia de conversión que nos lleva, además, a una experiencia de Dios, a una experiencia de amor. Porque Dios es amor.


􀁺 Vuelve a leer el texto con atención


¿Qué dice el texto? ¿Qué es lo que remueve dentro de ti?
Seguro que tienes experiencia/as de desierto: Piensa en ellas ¿Cómo las has vivido? ¿Cómo las
estás viviendo? ¿Te llevan a Dios o te alejan de Él?
Desde la realidad de cada día piensa qué puedes hacer esta semana para vivir la experiencia de
desierto como oportunidad de encuentro con Dios.
Termina presentando al Padre tus dudas, deseos, preocupaciones… y haz oración desde esa
realidad que vives.





Caminos

En la vida como en la música antes de
buscar virtuosismos lo primero es afinar.
Los instrumentos afinados suenan bien solos
y acompañados. Las personas tenemos unos
caminos para encontrar el tono y poder
afinar. Los resumiría así:
- Abrirnos a la gratuidad, a la esencia que está en todos y a todos nos une, a la
creatividad y a la belleza.
- Abrirnos al amor, a la entrega, a la misericordia, al perdón y a la bondad.
- Abrirnos a la fuerza que todo lo hace nuevo, a la energía que todo lo mueve, a la
libertad y a la verdad que no se deja atrapar.
Otros lo expresaron así: «Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo». Para evitar malas
interpretaciones piadosas ya en el siglo II un tal Irineo decía «La gloria de Dios consiste en que
el hombre viva», es decir que lo más sagrado es lo más humano, que lo que realmente da sentido es vivir para que todos tengan vida digna. Al final los que están afinados en este tono conectan
aunque sean ateos, budistas, trapecistas, agnósticos, o simplemente demasiado humanos...


Haz, Señor,
que aproveche las ocasiones de desierto en mi vida

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DOMINGO 2º de Cuaresma

Me dispongo a la oración. Me sereno. Pido al Señor que todo se calle dentro de mí para
escuchar la fuerza de su palabra y sentir interiormente la paz de Jesús resucitado.

            Génesis 22, 1-2.9a. 10-13. 15-18
            Romanos 8, 31b-34
            Marcos 9, 2-10

􀁺 Haz una lectura pausada y tranquila. No te contentes con leer el texto evangélico una sola
vez. Descubre la fuerza de las palabras. Es Buena Noticia para ti.

􀁺 Lee Marcos 19, 2-10

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a
Pedro, Santiago y Juan, los llevó solos a un
monte alto y se transfiguró delante de ellos:
sus vestidos se volvieron fulgu-rantes, y
eran tan blancos que ningún tintorero del
mundo no habría podido blanquear de ese
modo. Se les aparecieron Elías y Moisés,
conversando con Jesús. Pedro dice a Jesús:
«Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a
hacer tres tiendas, una para ti, otra para
Moisés y otra para Elías. «No sabía qué
decir, de asustados que estaban. Entonces
se formó una nube que los cubría, y la nube
salió una voz: «Este es mi Hijo, el amado,
escuchadle». Inmediatamente, mirando a
su alrededor, ya no vieron a nadie más que
a Jesús, solo con ellos.
Mientras bajaban del monte, Jesús les
ordenó que no refirieran a nadie lo que
habían visto, hasta después de que el Hijo
del hombre resucite de entre los muertos.
Ellos retuvieron estas palabras y discutían
entre ellos qué quería decir eso de
«resucitar de entre los muertos».






En este segundo domingo de Cuaresma, la Iglesia medita sobre la Transfiguración de Jesús delante de tres de sus discípulos que subieron con Él a la montaña. La Transfiguración tiene lugar después del primer anuncio de la Muerte de Jesús (Lc 9,21-22). Este anuncio había dejado confundidos a los discípulos y sobre todo a Pedro. Si nos fijamos en la experiencia de Transfiguración de Jesús ante sus
discípulos, quizá haya podido ayudar a aquellos hombres a vencer y superar la crisis en la que se hallaban.


El anuncio de la pasión sumergió a los discípulos en una profunda crisis. Ellos se encontraban en medio de los pobres, pero en sus cabezas todo era confusión, perdidos como estaban en la propaganda
del gobierno y en la religión oficial de la época. La religión oficial enseñaba que el Mesías sería glorioso y victorioso. Y es por esto por lo que Pedro reacciona con mucha fuerza contra la cruz (Mc. 8-32) Un condenado a la muerte de cruz no podía ser el Mesías, al contrario, según la Ley de Dios, debía ser considerado como un «maldito de Dios». Ante esto, la experiencia de la Transfiguración de Jesús podía ayudar a los discípulos a superar el trauma de la Cruz.

􀁺 A partir del texto revisa tu propio corazón. Como sus discípulos, también podemos
sentirnos superados por las circunstancias que nos toca vivir... y llegan las dudas…, los
miedos…


¿Necesito hacer un «alto» en el camino, como los discípulos para contemplar a Jesús? ¿Busco estos espacios para encontrarme con el Señor últimamente, o la rutina no me lo permite?

¿Escucho a Dios, a través de los signos de los tiempos que se me presentan? ¿Respondo al Dios que me habla? ¿A qué te compromete esta Palabra?

Para encontrarse con el Dios de Jesús hay que vivir la pasión ¿estamos dispuestos a asumir el camino de Jesús? ¿en qué nos cuesta seguir sus pasos?

Ora y medita, ponte ante la presencia amorosa del Padre que te quiere, da gracias, haz silencio… pide que te ayude…

Lo más importante no es...

Lo más importante no es...
- que yo te busque,
        sino que tú me buscas en todos los caminos (Gn 3,9)
- que yo te llame por tu nombre,
        sino que tú tienes el mío tatuado en la palma de tu mano (Is 49,16);
- que yo te grite cuando no tengo ni palabra,
        sino que tú gimes en mí con tu grito (Rom 8,26);
- que yo tenga proyectos para ti,
        sino que tú me invitas a caminar contigo hacia el futuro (Mc 117);
- que yo te comprenda,
        sino que tú me comprendes en mi último secreto (1 Cor 13,12);
- que yo hable de ti con sabiduría,
        sino que tú vives en mí y te expresas a tu manera (2 Cor 4,10);
- que yo te guarde en mi caja de seguridad,
        sino que yo soy una esponja en el fondo de tu océano (EE 335);
- que yo te ame con todo mi corazón y con todas mis fuerzas,
        sino que tú me amas con todo tu corazón y con todas tus fuerzas (Jn 13,1);
- que yo trate de animarme y de planificar,
        sino que tu fuego arde dentro de mis huesos (Jr 20,9)

Porque ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte...
si tú no me buscas, me llamas y me amas primero?
El silencio agradecido es mi última palabra
y mi mejor manera de encontrarte.


No somos nosotros los que hemos amado a Dios,
sino que Él nos amó primero

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DOMINGO 3º de Cuaresma


La oración es cosa del corazón: Es amar. Y amar lo puede hacer cualquiera.

            Éxodo 20, 1-17
            1ª Corintios 1, 22-25
            Juan 2, 13-25

􀁺 Lee Juan 2, 13-25

Se acercaba la Pascua de
los judíos, y Jesús subió
a Jerusalén. Y encontró
en el templo a los
vendedores de bueyes,
ovejas y palomas, y a los
cambistas sentados; y,
haciendo un azote de
cordeles, los echó a
todos del templo, ovejas
y bueyes; y a los
cambistas les esparció
las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
— Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora».
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
— ¿Qué signos nos muestras para obrar así?
Jesús contestó:
— Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
Los judíos replicaron:
— Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar
en tres días?
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos,
los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la
palabra que había dicho Jesús.
Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su
nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque
los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre,
porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.



El templo como lugar de oración, y la casa donde se «conservaba» la ley, fue tomando aspecto de
mercado. En su entrada se comercializaba, se cambiaba dinero, y otras tantas transacciones comerciales.
Ante la actitud de Jesús, de desalojar el «mercado» del templo, los discípulos recuerdan las palabras
del salmo: «El celo de tu casa me devora».
Una vez más Jesús es signo de la novedad de Dios, que no viene a destruir la Ley, sino a dar
cumplimiento, él mismo es el santuario, que será derribado, y reconstruido a los tres días, con su
muerte y resurrección. Nadie entendió lo que quiso decir...

􀁺 Disponte en oración, abre tu corazón a la Palabra de este día, serénate y busca un rato de calma….


        ¿Qué te dice el texto? ¿Qué te ha hecho descubrir la palabra?

   ¿Qué conversión de la mente, del corazón y de la vida te pide?

   Necesitamos ahondar, silenciar este espacio misterioso que somos…     ser templos vivos… hacer sitio a Dios en nuestra vida…

   ¿Qué le dices al Señor como respuesta a su Palabra? ¿A qué te         compromete?

   Ora al Señor desde la alabanza, la intercesión, la petición, la       acción de gracias.

Templos profanados

Así,
una víctima inocente es un deicidio,
un niño hambriento es una blasfemia,
una mujer violada es una profanación,
un torturado física o psicológicamente es un sacrilegio,
un esclavo u oprimido es un pecado contra el Espíritu Santo,
un drogadicto es un templo derrumbado,
un engañado o traicionado es un perjurio...

                                                    Andrés Huertas



Despiértanos

Despierta, Señor, nuestros corazones,
que se han dormido en cosas triviales
y ya no tienen fuerza para amar con pasión.
Despierta, Señor, nuestra ilusión,
que se ha apagado con pobres ilusiones
y ya no tiene razones para esperar.
Despierta, Señor, nuestra sed de ti,
porque bebemos aguas de sabor amargo
que no sacian nuestros anhelos diarios.
Despierta, Señor, nuestra hambre de ti,
porque comemos manjares que nos dejan
hambrientos
y sin fuerzas para seguir caminando.
Despierta, Señor, nuestro silencio hueco,
porque necesitamos palabras de vida para vivir
y sólo escuchamos reclamos de la moda y el consumo.
Despierta, Señor, nuestro anhelo de verte,
pues tantas preocupaciones nos rinden
y preferimos descansar a estar vigilantes.
Despierta, Señor, esa amistad gratuita,
pues nos hemos instalado en los laureles
y sólo apreciamos las cosas que cuestan.
Despierta, Señor, tu palabra nueva,
que nos libre de tantos anuncios y promesas
y nos traiga tu claridad evangélica.

                                 Florentino Ulibarri

Dios no habita ni en el templo ni en la mezquita.
No está ni dentro ni fuera.
Si realmente está en algún lugar,
se halla en el hambre y la sed de la gente sencilla.

                                                                                                                Mahatma Gandhi

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DOMINGO 4º de Cuaresma

Reina en mí la oscuridad, pero en Ti está la Luz.

                        2ª Crónicas 36, 14-16. 19-23
                        Efesios 2, 4-10
                        Juan 3, 14-21

􀁺 Lee Juan 3, 14-21

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el
Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por Él vida eterna. Porque
tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en
Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo
al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que
cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha
creído en el Nombre del Hijo único de Dios. Y el juicio está en que vino la luz al
mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras
eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que
no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que
quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.




En el diálogo con Nicodemo, Jesús da la clave de todas sus preguntas posibles: vivir en la verdad y no tener miedo a la luz, ese era el camino de la salvación. Evidentemente, esa luz es una persona viva: «yo soy la luz del mundo». Creer en esa luz es dejarse abrazar por ella aunque descubramos que no todo es trigo limpio en nuestra vida. Porque sólo vemos el polvo y las telarañas en una habitación
cuando entra el sol en ella.

Así fue la propuesta de Jesús a Nicodemo, y así es la que nos hace la Cuaresma: abrid vuestra ventana y que entre la luz de Dios. No para abrumarnos con todo eso que estamos tentados de ocultar, de tapar, de disfrazar, sino para convertirnos, para nacer de nuevo, para volver a empezar.


􀁺 Ora y medita con el texto

¿Qué te dice Jesús?
 
Desde tu momento actual: ¿Recibes al Señor como Luz y Verdad? ¿Buscas acercarte a Él como la Luz de tu vida? ¿Eres capaz de vivir tu debilidad como lugar de encuentro y de apertura a Dios y a los otros?

Mira y contempla la Cruz y deja que el Señor te hable, consuele, nutra, purifique... a la luz de lo que has meditado y orado con su Palabra de Vida.

¿A qué te compromete lo que has leído?

Pídele al Señor ser testigos de la luz para que otros crean. No para juzgar, sino para ayudar.

Que tu oración sea de agradecimiento al Padre por su amor; por la vida que nos da.



Quiero pedirte

Quiero pedirte prestados tus ojos
para poder contemplar mis cegueras.
Pedirte prestados tus brazos
para tomar mi camilla y ponerme de pie.
Pedirte prestadas tus entrañas
para llenarme de tu misma misericordia.
Pedirte prestado tu corazón
para hacer de mi vida un sacramento de tu amor.
Pedirte prestada tu oración
para poder ser contemplativo en la acción.
Pedirte prestadas tus lágrimas
para aprender a sonreír con los demás.
Pedirte prestado tu peregrinar
para nunca instalarme.
Pedirte prestada tu autoridad de Mesías
para sólo dejarme conducir y llevar.
Pedirte prestada tu encarnación
para que sin perder de vista el Reino
me embarre cada día con nuestra historia.
                                          
                                     Marcos Alemán, sj


Ayúdame a verte, Señor,
como luz que alumbra mi camino

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DOMINGO 5º de Cuaresma


«Se ora como se vive, porque se vive como se ora». Disponte a orar desde la vida, vive estos momentos de oración como un don de Dios.


Jeremías 31, 31-34 15
Hebreos 5, 7-9
Juan 12, 20-33


􀁺 Lee Juan 12, 20-33

Había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta. Estos se dirigieron

a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: «Señor, queremos ver a Jesús».

Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús

les respondió: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre. En

verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él

solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que odia

su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. Si alguno me sirve, que

me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el

Padre le honrará. Ahora mi alma está turbada. Y ¿que voy a decir? ¡Padre, líbrame

de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto! Padre, glorifica tu Nombre».

Vino entonces una voz del cielo: «Le he glorificado y de nuevo le glorificaré». La

gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno. Otros decían: «Le

ha hablado un ángel». Jesús respondió: «No ha venido esta voz por mí, sino por

vosotros. Ahora es el juicio de este mundo; ahora el Príncipe de este mundo será

echado fuera. Y yo cuando sea levando de la tierra, atraeré a todos hacia mí».

Decía esto para significar de qué muerte iba a morir. 



«Llega la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre». Jesús sabe que ha llegado su hora, que morirá, pero también tiene la certeza que todos veremos su glorificación en la Resurrección. Ellos no lo entenderían, pero y nosotros, ¿lo entendemos?

Vivimos momentos duros y difíciles, pero caigamos en la cuenta que, a pesar de todo, hay muchas personas que tienen una actitud abierta, generosa, que comparten su vida, que intentan cada día hacer la vida de los demás más justa y humana, personas e instituciones que extienden sus manos para acoger al más deprimido, al más marginado. Esa manera de vivir es seguir a Jesús y entender que, a través de la fe, Dios nos ama.


􀁺 Serénate y disponte a orar con la Palabra... Abre tu mente y tu corazón...


En el texto Jesús dice: «Ha llegado la hora» ¡Es la hora de la cruz! ¡La hora del triunfo del amor sobre la muerte!

¿Qué hora estamos viviendo, tú, la comunidad, la iglesia?... Ora al Padre desde esa realidad...

¿A qué te compromete el texto? Si el grano de trigo... muere, da mucho fruto. ¿Qué tiene que
morir en ti para que se manifieste la Vida de Jesús?

Agradece al Padre por tanto como nos amó, hasta dar su vida, para que nosotros tengamos
VIDA.

Adora y confía

No te inquietes por las dificultades de la vida,
por sus altibajos,
por sus decepciones,
por su futuro más o menos sombrío.
Desea aquello que Dios desea.
Entrégate con confianza ciega
en este Dios que te quiere.
Y que llegará hasta ti,
aunque no le veas nunca.
Piensa que te encuentras en sus manos,
más fuertemente cogido,
cuanto más decaído y triste te encuentres.
Vive feliz. Te lo suplico.
Vive en paz.
Que nada te turbe.
Que nada sea capaz de quitarte tu paz.
Ni el cansancio psíquico.
Ni tus fallos morales.
Haz que surja,
y conserva siempre sobre tu rostro,
una dulce sonrisa, reflejo de aquello
que el Señor continuamente te señala.
Y en el fondo de tu alma coloca,
antes que nada,
como fuente de energía y criterio de verdad,
todo aquello que te llene de la paz de Dios.
Por eso, cuando te sientas afligido, triste,
adora y confía.
                                                            Teilhard de Chardin


Dame, Señor, la facultad de ver la luz en medio de la tormenta


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Haznos una comunidad alegre

Señor Jesús,
haznos una comunidad abierta,
confiada y pacífica,
invadida por el gozo
de tu Espíritu Santo.
Una comunidad entusiasta,
que sepa cantar a la vida,
vibrar ante la belleza,
estremecerse ante el misterio
y anunciar el reino del amor.
Que llevemos la fiesta en el corazón
aunque sintamos la presencia del dolor
en nuestro camino,
porque sabemos, Cristo resucitado,
que tú has vencido el dolor y la muerte.
Que no nos acobarden las tensiones
ni nos ahoguen los conflictos
que puedan surgir entre nosotros,
porque contamos, en nuestra debilidad,
con la fuerza creadora y renovadora
de tu Espíritu Santo.
Haznos una comunidad alegre
Regala, Señor, a esta familia tuya,
una gran dosis de buen humor
para que sepa desdramatizar
las situaciones difíciles
y sonreír abiertamente a la vida.
Haznos expertos en deshacer nudos
y en romper cadenas,
en abrir surcos y en arrojar semillas,
en curar heridas y en mantener viva la esperanza.
Y concédenos ser, humildemente,
en un mundo abatido por la tristeza,
testigos y profetas de la verdadera alegría.
 
                                    Ángel Sanz Arribas, cmf

Pregón al inicio de la Semana Santa

Éste es el tiempo de la historia,
de la historia pura y dura
que sucede cada día a todas horas;
de la pasión de Dios desbordada
sobre nosotros y las realidades humanas
que gritan y mueren machacadas.
Éste es tiempo de muerte y vida,
de salvación a manos llenas;
del nosotros compartido,
del todos o ninguno;
de gestos que destilan esperanza
y del silencio respetuoso y contemplativo.
Tiempo de amor, tiempo de clamor;
tiempo concentrado, tiempo no adulterado;
tiempo santo, humano y divino,
para sorberlo hasta la última gota;
tiempo en el que Dios nos toma la delantera
y nos ofrece la vida a manos llenas.
Pregón al inicio de la Semana Santa
Tiempo de fidelidad y Nueva Alianza
por encima de lo que sabemos,
queremos, soñamos y podemos.
Es el tiempo de todos los que han perdido,
de los que han sufrido o malvivido,
y de los que se han dado sin medida a su ejemplo.
Es el tiempo de la memoria subversiva,
de Dios haciendo justicia
en el templo y en la historia
y dándonos su espíritu y vida.
¡Es Semana Santa, humana y divina,
gratuita y portal de la Pascua florida!

                            Florentino Ulibarri











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